viernes, 12 de junio de 2009

.imbecilidad

Ayer, mientras escuchaba música clásica (cosa que no hago nunca), una amiga me preguntó despectivamente: ¿Qué es esto? - Música, le respondí yo; porque claro, era música. Me dijo que era deprimente, que por el amor de Dios pusiera otra cosa (sic) Y yo me detuve en la palabra deprimente, y pensé "es un canon en re mayor... ¡imposible que sea deprimente!"
Entonces, tomé la guitarra y toqué el acorde re menor, seguido de un sol mayor, y le pregunté cuál de las dos era la deprimente, y cuál era feliz. Me dijo que las dos eran la misma garcha (sic) y que si tenía que clasificarlas entre felices y deprimentes, entonces optaría por esta última. ¿No notas diferencia? insistí sin éxito. "No, ahora saca esta música de mierda"
Luego de este terrible suceso, comencé a sospechar que mi amiga era, de pies a cabeza, terrible pelotuda. Sin embargo, le di otra oportunidad: "¿Deprimente? Pero... ¿a qué te suena esto como para decir deprimente?" y con ímpetu me respondió "Me suena a imbecilidad, chabón"
Para bajar lo escrito con un ejemplo, con la teoría formulada por mi amiga, podríamos decir que: Mozart, quien a los 6 años ya tocaba el Clavicordio, el Violín y el Clavecín; a los 8 años ya estaba dando su primer concierto, y a 35 años dejó mas de 600 obras como legado... era un imbécil.
¡Huf! Hasta los mas genios pueden ser tildados de imbéciles por ciertas personas.

ja!

1 comentario:

Matías dijo...

"La ignorancia es insolente", diría mi padre.

Abrazo!