Ayer, mientras escuchaba música clásica (cosa que no hago nunca), una amiga me preguntó despectivamente: ¿Qué es esto? - Música, le respondí yo; porque claro, era música. Me dijo que era deprimente, que por el amor de Dios pusiera otra cosa (sic) Y yo me detuve en la palabra deprimente, y pensé "es un canon en re mayor... ¡imposible que sea deprimente!"
Entonces, tomé la guitarra y toqué el acorde re menor, seguido de un sol mayor, y le pregunté cuál de las dos era la deprimente, y cuál era feliz. Me dijo que las dos eran la misma garcha (sic) y que si tenía que clasificarlas entre felices y deprimentes, entonces optaría por esta última. ¿No notas diferencia? insistí sin éxito. "No, ahora saca esta música de mierda"
Luego de este terrible suceso, comencé a sospechar que mi amiga era, de pies a cabeza, terrible pelotuda. Sin embargo, le di otra oportunidad: "¿Deprimente? Pero... ¿a qué te suena esto como para decir deprimente?" y con ímpetu me respondió "Me suena a imbecilidad, chabón"
Para bajar lo escrito con un ejemplo, con la teoría formulada por mi amiga, podríamos decir que: Mozart, quien a los 6 años ya tocaba el Clavicordio, el Violín y el Clavecín; a los 8 años ya estaba dando su primer concierto, y a 35 años dejó mas de 600 obras como legado... era un imbécil.
¡Huf! Hasta los mas genios pueden ser tildados de imbéciles por ciertas personas.
ja!
LUZ VERDE PARA LAS OREJAS
Hace 6 años
1 comentario:
"La ignorancia es insolente", diría mi padre.
Abrazo!
Publicar un comentario