Joaquín es un viaje de ida, pero en coche-cama.
Lo conocí en un viaje de estudio a Santa Fe que hice cuando tenía 24 años, a meses de terminar mi costosa licenciatura en Marketing.
Joaquín es de esos tipos que cuando juegan al Mortal Kombat eligen a Johnny Cage, sin embargo -y si uno le da tiempo- cae bien.
Recuerdo que estaba en una charla de "Marketing Mix" interesantísima, pero no aguantaba las ganas orinar. Esperé al break de diez minutos y salí corriendo del auditorio para poder satisfacer mis necesidades y, al mismo tiempo, no perderme de nada. Sin embargo, en el camino me intercepta un muchacho delgado y de traje. ¿Disculpame, venís de las cuatro-pé? ¿Dónde queda el auditorio?, me preguntó inseguro. Sí, le dije, pero ahora estoy que me meo encima, si me aguantas en la salida del baño nos volvemos juntos y te muestro dónde es. Dale, me dijo, y me siguió hasta el baño. Salgo y ahí estaba él, esperándome como una tilde-nunca-puesta en una palabra esdrújula. "Terminó la charla, no era un break, más bien era un finish", me dijo. Como yo sé inglés de taquito, le cazé el chiste instantáneamente. De todas formas no reí: Estaba demasiado triste para hacerlo. Vamos al bar a ahogar penas en Gancia, le propuse, y se prendió. Al parecer Joaquín estaba solo y vio en mí un excelente compañero. No lo culpo.
Estuvimos hasta la noche en el bar, hablando de cosas más que interesantes. Si mal no recuerdo, Joaquín estaba a tres materias de recibirse de Marketinero en la Universidad de San Luis. Tenía pensado irse a trabajar a la empresa de su tío en Mendoza. Intrascendente. ¿Vamos de boliche esta noche?, le propuse. Habría que analizar las variables, me dijo, yo no hago nada que no diga Philip Kotler. Entonces -con una Parker y una servilleta- planteamos la siguiente problemática: ¿Qué haría Philip Kotler? Seguramente, ir a un boliche no. Philip es de la vieja escuela. Entonces... ¿Qué hacer? Teníamos que bajar los costos de oportunidades: Si íbamos a un boliche, nos perdíamos la repetición de Buffy La Cazavampiros (era sábado). Si nos quedábamos en el hotel viendo Buffy, nos perdíamos la oportunidad de conocer una minuza que estuviera re fuerte. Estaba difícil. Fuckinf difficult. 'A Sarah Michelle Gellar no nos la vamos a garchar', me dijo. Reímos como diez minutos seguidos, había sido el mejor chiste de la noche (después del que había largado Martín Guter, el hombre encargado de dictar la charla, que decía: "TODO COMUNICA... Ahora les presento al Sr. Enrique Todo, un gran comunicador") Los chistes de marketineros no son para cualquiera.
Camisa Legacy color salmón, pantalones Pampero, zapatitos bien lustrados: la noche era mía. Una vez dentro del boliche, voy langa hacia la barra decidido a pedir otro Gancia, cuando de repente se me cruza la minita más fuerte de todo el boliche. Te invito un speed con vodka nacional, bombón; me dijo. Costo de oportunidades: Tomar speed con vodka implica no poder tomar más Gancia. Por otro lado, es gratis y la mina está buenísima. Vamos con el vodka.
Diez minutos después, me vi agitando la pista de baile, con la mina on fire. 'Vamos a un lugar más íntimo' le propuse, pero después me acordé de la -mal pautada y de pésima estrategia comercial- publicidad de Doritos y retruqué: 'o a un telo, como vos prefieras'. Obviamente, el body agarró viaje. Sólo quedaba saber qué había sido de Joaquín, aunque me chupaba un huevo.
Me despierto al otro día con resaca, producto del vodka berreta, con la minita al lado, que seguía durmiendo. No la culpo. La dejo descansar unos minutos, ya que tengo dos horas hasta la próxima charla. Llamo a Joaquín. 'No sabes lo que tengo que contarte, man' me dice apenas me atiende. Le propongo que venga a mi habitación de hotel, de paso mira el minón que me llevé a la bed.
"Me sacaron los patovas por error y me re cagaron a trompadas. No sabés. Exigí hablar con el dueño del boliche, pero al parecer era uno de los patovas. Le dije que su empresa no tenía ni misión, ni visión, ni objetivo; y me volvieron a cagar a trompadas. Malherido me tomé un taxi. Le dije 'A San Martín`street, please'. El tachero pensó que yo era un turista ebrio y me afanó todo. Después me re cagó a trompadas. En bolas, sin plata y sin dignidad, me vine caminando hasta el hotel. Llegué y me puse a analizar las probabilidades de que me vuelvan a cagar a trompadas en un boliche. La cosa es que es una en siete, por lo que puedo salir tranqui esta noche que voy a estar seguro de que no me va a pasar nada."
No me sorprendí. Ni siquiera le hice preguntas. Simplemente agarré el excel que me había compartido en google docs y se lo corregí: 'La probabilidad, idiota, es de 1 en 1. O sea, esta noche te vuelven a cagar a trompadas', le dije. Era peligroso que saliera de nuevo. '¿Peligro? ¡Ja! ¡Yo me río del peligro!' respondió, en un vago intento de imitar a Simba cachorro e inconsciente. 'Dejá de ser tan imbécil', le propuse. 'El imbécil sos vos... que no entendés nada. ¿o acaso no ves que sos un tonto prototipo noventoso de carrera fácil'. Silencio. Le sigue el suspenso. Vamos a otro párrafo, pero en forma de diálogo:
-¿Qué estás tratando de decirme, Joaquín?
-Fácil. Yo, al igual que esa mina que está acostada en tu cama, no soy más que un producto de tu torcida imaginación.
-¿Eh?
-Y a su vez, vos sos producto de la imaginación de un idiota que está escribiendo en su computadora, sin nada más interesante que hacer.
-...
-Pensalo: Nadie es tan imbécil como para mezclar el inglés con el español en el día a día. Por lo menos, no de la manera en que lo haces vos. La forma en la que te vestís, la confianza por vos mismo, tus anecdotas... ¡ni siquiera tenés nombre! Amigo, lamento decirlo, pero SÓLO ERES UN PERSONAJE DE BLOG.
Suspenso otra vez. Tiene sentido. Todo lo que dice tiene sentido: Los errores de prosa, el mal uso de tiempos verbales, la falta de continuidad y el argumento poco atrapante, no-propio de un estudiante de marketing. No entiendo. Algo pasa. Joaquín y la mina flotan. Se desvanecen en el aire. Desaparecen. Esto no me gusta nada. Ahora que entiendo, también floto yo. Estoy transparente. Llego a preguntar "¿por qué?", pero nadie responde. Desaparezco. Sigo desapareciendo. Repetición innecesaria. Desaparecí. Final Abstracto.
Fin.
Nota: El escritor quiere que sepan que él no está de acuerdo con la forma de pensar/proceder del personaje principal. Piensa que es un idiota sin remedio. El escritor ODIA al personaje principal. Sin embargo no se disculpa por el final abrupto, ni mucho menos por haberles hecho perder el tiempo a ustedes, lectores idiotas.
